Hola a
todos,
Era un
día normal. Como de costumbre me levanté, me duché, desayuné y salí de casa. Me
dirigí a Varsovia, di las clases y volví a la parroquia. A las cuatro, por la
tarde tenía la cita establecida en el taller de reparación de coches donde dejé
mi moto. El coste de la reparación de
mi moto había superado mis expectativas. Pero vale… no quiero volver a este
tema, al menos por ahora. Después, di la misa y a las siete y media me quedé
con mis amigos. Fuimos al restaurante nuevo que sirve comida… ¡ESPAÑOLA! Como
un gourmet de la cocina ibérica (estoy bromeando, por supuesto) doy recomendaciones
y preveo un futuro brillante. Me alegro mucho este detalle; que en nuestro
pequeño pueblo haya un sitio tan interesante. Desafortunadamente aquí, la parte
agradable de esta historia termina.
Estaba
volviendo a casa a pie, porque mi taxi no vino. Mientras daba un paseo pensaba
sobre muchas cosas. Por un momento, bajé la guardia. En verdad, me olvidé de lo
que había estado sucediendo durante estas semanas.
Me
desperté atado a una silla. La imagen era borrosa. No sabía quién era, qué
hacía, qué pasaba, no recordaba lo qué sucedió. La cabeza me iba a explotar de
dolor. Mientras me daba cuenta lentamente de lo que estaba ocurriendo, miré a
ambos lados. No sabía dónde estaba, no conocía el lugar. Tampoco se escuchaba
nada. El lugar estaba asqueroso.
Me fijé
en él. Él se dio cuenta de que estaba
despierto. Se acercó a mí, me miró de cerca y luego me lanzó un derechazo tan
fuerte que perdí el equilibrio cayendo así y golpeándome en el suelo con la
silla.
Además del dolor, estaba el miedo
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